La energía hasta hace pocos años, relativamente, era un problema del futuro, sobre todo la que depende de los fósiles, pero en pocos años, hemos agotado el límite en el que la creación de recursos energéticos es inferior al uso.
Se impone nuevas políticas del uso de la energía, además de la creatividad para nuevas fuentes de este recurso que es cada vez más escaso.
Y como todo recurso escaso, genera discriminación y pobreza.
Algunos analistas indican que el autoconsumo es una salida viable, o sea la posibilidad de generar energía de modo puntual.
Ya hay viviendas en España que están instalando paneles solares y comparten el uso de la red general.
Es uso de los paneles está generando una polémica de orden económico, cuando ya no hay tiempo para esa visión reduccionista de un problema que se está agravando a pasos agigantados.
El gobierno español pretende cobrar una tarifa diferenciada mayor a los que emprenden la energía de autoconsumo indicando que es un desperdicio de instalación sin uso si a la vez están conectados a la red local, el tema, que muchos toman por descabella, no se debería tratar desde el punto de vista económico, tengan o no razón las compañías eléctricas, ya que se impone el hacer algo por el ahorro energético, después de todo, se puede contraponer el argumento que si un usuario ahorra consumo, también ahorra en mantenimiento para la compañía, lo que podría significar una baja en el presupuesto de esa instalación, entre otros argumentos posibles.
La realidad que se impone es que los consumidores, por sí mismos, parecen destinados a rever sus instalaciones y tratar de disponer alternativas y los gobiernos sensatos deberían proteger y alentar la conducta de autogestión energética.
La experiencia en todo el mundo es que sostener los viejos esquemas energéticos encarece la vida y plantea diferencias sociales que más tarde o más temprano repercute en la calidad de vida general, afecta a todos, en mayor o menor medida, la pelea por la energía es parte fundamental de la subsistencia y de la inclusión, tanto social, como laboral y por lo tanto económica.
En casi todos los países, parte de la energía es subvencionada, sin embargo en nuestro país se trata el tema como si no fuera justo o no debiera ser; las políticas neoliberales tienen una sola visión, la economía, el futuro o la sociedad, parecen no pesar en esta forma de analizar el consumo.
Mientras, en alguna realidad que los visionarios ya prevén, los paneles solares aún son caros, pero efectivos, la producción alcanza para cada vivienda, teniendo el espacio necesario al alcance del sol.
El costo de Paneles Solares para una casa mediana de familia tipo de calcula en aproximadamente 10 mil dólares, en Europa es que el estado en vez de subvencionar la energía eléctrica, podría subvencionar la instalación de paneles solares en espacios comunes con el objeto de generar otro tipo de relación energética que permita en el futuro ampliarse, bajo la estimación que es económicamente más productiva que sangrar las arcas del estado con costos fijos crecen.
Pero, sin esperar al ayuda del estado, no sería mala idea para los que más gastan, chalets, casas de fin de semana, quintas, tener en cuenta la instalación de paneles solares y permitir que la comunidad de su entorno se favorezca.